Existen registros que algunas aguas del Océano Pacífico ecuatorial siguen enfriándose, esto detalla que el fenómeno de La Niña está comenzando. Sin embargo, la fecha que llegaría a Chile y el resto del mundo son inciertas. Ante esto, según información de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) la transición del fenómeno de El Niño que estuvo presente durante la mitad del 2023 y el inicio del 2024, estaría prevista para el próximo trimestre julio, agosto y septiembre. Esta transición es lo que se habla en el mundo científico como la llegada de La Niña. Asimismo, durante los próximos meses de julio, agosto y septiembre existe una alta probabilidad de transicionar a la fase de La Niña, en base al informe del International Research Institute for Climate and Society (IRI). Dado lo anterior, Meteored explicó que es probable que una vez llegue el fenómeno de La Niña, su duración se extendería hasta el primer trimestre del 2025. Se cree que su intensidad no será tan fuerte como en otros años. Finalmente, la presencia de La Niña en Chile se traduciría en pocas precipitaciones, pero hasta el momento sucede todo lo contrario.
Se acerca la estación más fría del año, que rige desde el Ecuador hasta la Antártida, y se denomina solsticio de invierno. Ante esto, el fenómeno es conocido comoinvierno astronómico, que se llevará a cabo el jueves 20 de junio, a las 16:51 horas en casi todo el país, exceptuando la región de Magallanes, donde ocurrirá desde las 17:51 horas. Asimismo, la llegada del invierno trae consigo la celebración del Día de los Pueblos Originario s que se celebra con un feriado nacional. Ahora bien, aunque queden algunos días para la llegada del invierno astronómico, el llamado invierno metereológico ya comenzó desde el 1 de junio y se prolongará hasta el 31 de agosto. Finalmente, la nueva estación coincidirá con las vacaciones escolares que dan inicio el lunes 3 de julio y finalizan el viernes 14 de julio, es decir, un periodo de dos semanas. Exceptuando las regiones de Aysen y Magallanes que inician el 3 de julio y finalizan el viernes 21 del mismo mes.
La directora del Centro de Psicología Aplicada (CEPA) de la Universidad de Talca, la académica Nadia Ramos Alvarado, ha destacado la importancia de prestar atención a los efectos del clima en nuestra salud mental. Durante el invierno, muchos experimentan síntomas similares a la depresión, una condición conocida como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). La académica señala que el TAE se caracteriza por tristeza, disminución del disfrute, cansancio y aumento de la necesidad de dormir y comer.Aunque la falta de luz solar es un factor significativo, otros elementos como el contexto cultural, características personales y antecedentes genéticos también influyen. El tratamiento del TAE es similar al de la depresión, y la fototerapia puede ser útil en algunos casos. La prevención incluye un buen diagnóstico y aprender a manejar los síntomas recurrentes. Estudios demuestran que la farmacoterapia puede ayudar durante el invierno y ser discontinuada en primavera. Además, los tratamientos psicoterapéuticos proporcionan herramientas para lidiar mejor con estos estados y prevenir su desarrollo futuro. En cuanto a la ecoansiedad, la Asociación Americana de Psicología la define como el miedo crónico a la fatalidad medioambiental, abarcando la crisis climática, problemas ambientales y fenómenos meteorológicos extremos. Aunque no es una enfermedad mental, provoca un malestar emocional significativo, con síntomas similares a la depresión, ansiedad y estrés postraumático. Ramos explica que la mayor dificultad es la parálisis emocional ante el cambio climático. Participar en actividades como huertas comunitarias y discusiones sobre el clima desde una perspectiva de esperanza puede ayudar a superar esta parálisis y fomentar un enfoque proactivo.
Existen registros que algunas aguas del Océano Pacífico ecuatorial siguen enfriándose, esto detalla que el fenómeno de La Niña está comenzando. Sin embargo, la fecha que llegaría a Chile y el resto del mundo son inciertas. Ante esto, según información de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) la transición del fenómeno de El Niño que estuvo presente durante la mitad del 2023 y el inicio del 2024, estaría prevista para el próximo trimestre julio, agosto y septiembre. Esta transición es lo que se habla en el mundo científico como la llegada de La Niña. Asimismo, durante los próximos meses de julio, agosto y septiembre existe una alta probabilidad de transicionar a la fase de La Niña, en base al informe del International Research Institute for Climate and Society (IRI). Dado lo anterior, Meteored explicó que es probable que una vez llegue el fenómeno de La Niña, su duración se extendería hasta el primer trimestre del 2025. Se cree que su intensidad no será tan fuerte como en otros años. Finalmente, la presencia de La Niña en Chile se traduciría en pocas precipitaciones, pero hasta el momento sucede todo lo contrario.
Se acerca la estación más fría del año, que rige desde el Ecuador hasta la Antártida, y se denomina solsticio de invierno. Ante esto, el fenómeno es conocido comoinvierno astronómico, que se llevará a cabo el jueves 20 de junio, a las 16:51 horas en casi todo el país, exceptuando la región de Magallanes, donde ocurrirá desde las 17:51 horas. Asimismo, la llegada del invierno trae consigo la celebración del Día de los Pueblos Originario s que se celebra con un feriado nacional. Ahora bien, aunque queden algunos días para la llegada del invierno astronómico, el llamado invierno metereológico ya comenzó desde el 1 de junio y se prolongará hasta el 31 de agosto. Finalmente, la nueva estación coincidirá con las vacaciones escolares que dan inicio el lunes 3 de julio y finalizan el viernes 14 de julio, es decir, un periodo de dos semanas. Exceptuando las regiones de Aysen y Magallanes que inician el 3 de julio y finalizan el viernes 21 del mismo mes.
La directora del Centro de Psicología Aplicada (CEPA) de la Universidad de Talca, la académica Nadia Ramos Alvarado, ha destacado la importancia de prestar atención a los efectos del clima en nuestra salud mental. Durante el invierno, muchos experimentan síntomas similares a la depresión, una condición conocida como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). La académica señala que el TAE se caracteriza por tristeza, disminución del disfrute, cansancio y aumento de la necesidad de dormir y comer.Aunque la falta de luz solar es un factor significativo, otros elementos como el contexto cultural, características personales y antecedentes genéticos también influyen. El tratamiento del TAE es similar al de la depresión, y la fototerapia puede ser útil en algunos casos. La prevención incluye un buen diagnóstico y aprender a manejar los síntomas recurrentes. Estudios demuestran que la farmacoterapia puede ayudar durante el invierno y ser discontinuada en primavera. Además, los tratamientos psicoterapéuticos proporcionan herramientas para lidiar mejor con estos estados y prevenir su desarrollo futuro. En cuanto a la ecoansiedad, la Asociación Americana de Psicología la define como el miedo crónico a la fatalidad medioambiental, abarcando la crisis climática, problemas ambientales y fenómenos meteorológicos extremos. Aunque no es una enfermedad mental, provoca un malestar emocional significativo, con síntomas similares a la depresión, ansiedad y estrés postraumático. Ramos explica que la mayor dificultad es la parálisis emocional ante el cambio climático. Participar en actividades como huertas comunitarias y discusiones sobre el clima desde una perspectiva de esperanza puede ayudar a superar esta parálisis y fomentar un enfoque proactivo.